Cientos de pazos y casas señoriales jalonan el territorio gallego, y un alto porcentaje de ellos está dedicado a la vitivinicultura. Descubrir en primera persona las técnicas, viñedos y construcciones que mantienen vivo este arte milenario es una experiencia que cada vez más turistas demandan.
La visita al pazo de baion vino es una muestra representativa de esta modalidad de turismo. Localizada en Vilanova de Arousa, este histórico edificio de la comarca de Salnés ha pasado por la mano de grandes sagas familiares: desde los Figuero hasta los Condes de Priegue, pasando por la empresa Freixenet, antes de engrosar el patrimonio de Condes de Albarei.
En este pazo, los viajeros tienen ocasión de recorrer viñedos centenarios, explorar la vaquería y el palomar y degustar caldos como Pazo Baión o Vides de Fontán, entre otros alicientes.
En Cambados encuentra su sitio el Pazo de Fefiñáns, sede de una de las bodegas con más solera de Galicia, Bodega Palacio de Fefiñanes, registrada a comienzos del siglo XX. A los viajeros les agrada descubrir que, según algunos historiadores, la primera botella de albariño se embotelló en esta antigua propiedad del consejero de Felipe II.
Sin abandonar el municipio de Cambados, los turistas podrán explorar el Pazo de Montesacro o de Santo Tomé, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII. Posee, entre otros edificios de interés histórico-cultural, la Capilla de la Virgen de la Valvanera.
De vuelta en Vilagarcía de Arousa, el Pazo de Rubiáns es otro de los emblemas del turismo del vino. Además de jardines y construcciones con solera, dispone de una veintena de hectáreas de viñedos y edificios donde es posible degustar albariños cosechados en los terrenos del pazo. Existe la posibilidad de realizar una visita no guiada por los alrededores de este enclave, que representa una parada obligada en cualquier itinerario de enoturismo.