Cuando uno se plantea la idea de incorporar a su familia un ejemplar de raza grande, la imagen que viene a la mente es inevitablemente la de un compañero majestuoso, un guardián noble con un corazón gigantesco. Pero seamos sinceros, el primer escollo que encontramos es el del desembolso inicial, y al investigar el san bernardo cachorro precio Lugo, la cifra que aparece puede ser, en un primer momento, un tanto intimidante. Es crucial entender que ese precio inicial que se paga por el cachorro no es un coste arbitrario ni una simple tarifa; es, de hecho, el reflejo directo de una crianza responsable y de una inversión significativa que el criador ha realizado para asegurar la salud y la calidad genética del futuro miembro de tu familia. Es el precio de la tranquilidad, el valor de la certeza de que estás adoptando un gigante sano.
El coste del cachorro es un espejo del compromiso del criador. Un precio elevado generalmente indica que el criadero ha invertido en un linaje puro y bien documentado, lo que es vital para una raza como el San Bernardo, propensa a problemas de salud específicos. Esto significa que los padres del cachorro han sido sometidos a pruebas genéticas exhaustivas para descartar o minimizar la posibilidad de transmitir displasia de cadera y codo, problemas cardiacos o afecciones oculares, dolencias que pueden ser carísimas y dolorosas de tratar a lo largo de la vida del perro. Además, un criadero serio invierte en exposiciones y campeonatos para validar la calidad morfológica y temperamental de su línea de sangre. Estás pagando por esa selección genética que reduce los riesgos de sufrir problemas médicos graves en el futuro.
La salud y la certificación de la crianza son otro gran componente del precio. Un cachorro de criadero responsable no te llegará a casa con apenas un mes de vida; se mantendrá con su madre y hermanos el tiempo suficiente para completar una socialización inicial crítica y recibir todos los cuidados veterinarios esenciales. Esto incluye el plan de vacunas iniciales completo (parvovirus, moquillo, etc.), varias desparasitaciones internas y externas y, fundamentalmente, la implantación del microchip identificativo. Además, recibirás el pedigrí o Certificado de Pura Raza emitido por la Real Sociedad Canina, que certifica su ascendencia. El pedigrí no es un documento de vanidad, sino el registro que te permite verificar su linaje y la ausencia de cruces indeseados que puedan comprometer la pureza de la raza y, por ende, su salud.
Pero la inversión en este «gigante noble» no termina, ni mucho menos, con la adquisición. Hay que ser un futuro dueño responsable y tener muy presente el coste de mantenimiento de una raza grande a lo largo de su vida, y aquí es donde el presupuesto anual puede ser sorprendentemente alto. Estos perros comen, y comen mucho. Necesitan un alimento de alta calidad, rico en proteínas y con formulaciones específicas para razas grandes que apoyen el desarrollo articular y óseo (como condroprotectores). Los sacos de pienso de 15 o 20 kg durarán menos de lo que imaginas. A esto hay que sumar los gastos veterinarios de rutina, que son proporcionales al tamaño: una dosis de desparasitación interna para un San Bernardo es significativamente más cara que la de un Yorkshire.
Además de la comida y el veterinario, una raza tan grande requiere accesorios adecuados. Necesitarás correas más resistentes, arneses robustos, camas de tamaño king size (y créeme, las destrozan con facilidad, así que tienen que ser duraderas) y juguetes que no se deshagan al primer mordisco de su poderosa mandíbula. Y si hablamos de estética, su doble capa de pelo, ideal para el clima de montaña, exige un mantenimiento de peluquería o, al menos, un cepillado diario y profesional para evitar nudos y asegurar la salud de su piel, especialmente en las zonas de pelo más denso. La clave para la felicidad y la salud de un San Bernardo es la planificación financiera detallada y el compromiso de proporcionarle no solo amor, sino también recursos suficientes para su enorme tamaño.